SCARAMOUCHE. Rafael Sabatini
Alucinante, de verdad,
alucinante, o yo soy un raro que no entiende este mundo, o como diría cierto
conjunto musical, la gente es gilipollas. Porque empiezo de esta manera tan
directa y maleducada, porque estoy harto de ver gente infeliz.
Esto viene a cuento por la
necesidad que tienen por un lado los infresers de despreciar la lectura y los
culturetas de leer solo cosas densas y deprimentes, cuando desde tiempos
inmemoriales podemos disfrutar de la novela de aventuras, especialmente cuando
se trata de una obra tan magnífica y entretenida como es el Scaramouche de
Sabatini. Por un lado, nuestros queridos garrulos y garrulas de barrio,
disfrutarían de acción, romance, humor y aventuras de todo tipo con un final
digno del mejor culebrón que se puedan imaginar, y por otro lado los/las
culturetas podrán disfrutar del placer de evadirse viajando a otros tiempos,
quizás más duros, pero indudablemente más épicos, mientras avanzan en la ardua
y dura tarea de avanzar en el conocimiento del mundo que nos rodea e incluso
que se den cuenta de una puta vez que estar en un café hablando sobre su último
viaje al Metroplitan no va a cambiar absolutamente nada y van a ser toda su
puta vida unos parásitos becarios mal pagados. Y os aseguro que tengo más razón
que un santo, ya que los garrulos suelen decir que soy un cultureta, y los
culturetas que soy un garrulo, y ambos tienen razón a medias, así que ya saben,
háganme caso, o mejor aún, vótenme el día que decida dar el salto a la arena
política.
Pero vayamos al grano, poco os
puedo hablar del autor, para variar me compre la cutre versión de la colección
de aventuras del País al fantabuloso precio de un Aurelio, así que tampoco me puedo
quejar. Eso sí, el amigo Sabatini creo que se nos presenta o bien, como un
liberal de tomo y lomo o bien como un desencantado de la humanidad, no me queda
muy claro.
Y es que amigos Scaramouche
representa el mito tonto que nos han impuesto del capitalismo, del hombre hecho
a sí mismo, que con trabajo y talento llegaras a cualquier lado, el sueño
americano, vaya, pero claro nuestro prota es un cínico de cojones y no cree en
nada, de hecho solo se mete en política por vengar a un amigo, pero más
adelante nos daremos cuenta que su amigo muerto le importa un rábano, sino que
lo hace por la vieja razón que todos entenderemos. Un cabrón se quiere ligar a
la pititi que le gusta. Aunque claro, en el caso de Scaramouche es fácil
triunfar, pues cuenta con la ayuda de su padrino, un noble que le paga unos
buenos estudios que le permiten desarrollar una inteligencia prodigiosa y una
vasta cultura con la que dota Sabatini a su personaje, así cualquiera, no te
jode.
El colega Sabatini además tiene
el acierto de colocar la novela en el contexto de la Revolución Francesa
y vemos ambigüedades por todas partes, al final tendemos a pensar que lo mejor
es ir a tu puta bola y no meterte en fregados, mientras se crítica abiertamente
a la época más proletaria de la Revolución
Francesa , aunque también hay alegatos contra la burguesía, la
nobleza, pero al final todo queda en un we are the World, we are the children,
en el que todos podemos ser amigos y trabajar juntos, porque así todo el mundo
será feliz, porque todo el mundo errr buenoh.
De todas formas, no me hagan
mucho caso, realmente no importa demasiado lo que he puesto en el anterior
párrafo, todos somos un tanto mayores ya para creernos esas chorradas del
liberalismo y yo no estoy a aquí para convencerles de nada más de que tienen
que leer este libro sí o sí. Porque?, me dirán ustedes, sencillo: engancha
desde la primera página, no hay una página que aburra, hay giros cojonudos y en
fin, hasta un final feliz y encima no demasiado tópico. Por una vez no os voy a
destripar más el argumento, mejor descubrirlo por uno mismo, es lo que tienen
los best-sellers, no aportan nada nuevo pero enganchan que da gusto y sí, de
vez en cuando mola escaparse de la mierda de realidad a la que nos vemos
avocados, y al precio de un mísero euro; no me digan ustedes que no mola.