MICHAEL JORDAN: “El rey del juego”
Como os podéis imaginar, este
libro se trata de la biografía del más famoso baloncestista (y casi deportista) y para muchos el mejor. No
comparto esta afirmación de una manera tan tajante, pero siempre me ha atraído
el carácter de este jugador con fama de ser un tarado ultracompetitivo y he
sentido curiosidad por su trayectoria vital y deportiva, que seguro que estaba
repleta de anécdotas a medio camino entre lo chusco y lo heroico. Además sabiendo que el autor era el forero de
ACB.com conocido como MEEJ, una auténtica enciclopedia andante del basket
yankee y que por si fuera poco goza de un sano sentido del humor y una
capacidad innata para desarrollar finas ironías, tuve claro que me tenía que
hacer con este libro en cuanto fuese posible.
Me congratula anunciar que no me
ha decepcionado en casi nada, si acaso se echa de menos la acidez de la que de
vez en cuando hace gala el autor en mi foro amigo; todo lo demás son parabienes.
El libro esta escrito de una forma sencilla y dinámica por lo cual se lee del
tirón, y abarca desde el mismo nacimiento del amigo Michael hasta el breve
epílogo cuando se convierte en el mandamás de los Charlotte Bobcats, vamos que
más completo no puede ser.
Así vemos pasar la vida del
colega Jordan jalonada de triunfos deportivos, algún que otro fracaso, la
muerte de su viejo, su primera retirada, la locurita del baseball, su vuelta y
éxitos made in América, etc, etc. Pero sin lugar dudas, como he dicho antes, lo
más atractivo son los innumerables episodios derivados de su carácter ganador e
infantil.
No me puedo resistir a contar
varios ejemplos frescos aún en mi memoria:
-
El pequeño Michael parece ser que era un chaval un
tanto tímido y un auténtico inútil en lo que a los trabajos manuales se refiere,
hasta tal punto que prefería lavar los platos con sus hermanas que estar con la
caja de herramientas para machotes con sus hermanos. Esto le granjeo el
desprecio de su progenitor pero pronto recupero su respeto y desterró su
timidez cuando empezó a destacar en el deporte; y vaya, me cagoentodo, que
injusta es la vida en la sociedad capitalista y ya, en yankilandia, ni te
cuento. Eso de que todos somos iguales y con esfuerzo llegaremos a donde
queramos es una puta patraña de mierda. Me explico: servidor de ustedes también
era un auténtico patán con la llave inglesa y el destornillador, la verdad es
que mi padre nunca me despreció por ello, pero aún así yo me volqué en el
baloncesto (en mi caso para emular a Larry Bird y a Vicente Gil, no a Jordan, claro)
para demostrar mi virilidad, ya que con el martillo no podía, pero hete aquí
que desde luego no era un cachas saltarín de 2 metros , y bueno, esta
mal decirlo, pero tampoco era negro y si lo hubiese sido creo que me hubiera
dedicado a emular a Otis Redding o Jackie Wilson, que al fin y al cabo un
blanco puede jugar bien al baloncesto, pero cantar Soul, no se yo. El caso es
que por mucho que entrenará, jugará e hiciera el canelo con los balones
medicinales me tuve que joder, y termine abandonando la práctica deportiva para
dedicarme a beber cerveza y escuchar a los Sex Pistols, algo que
afortunadamente esta al alcance de todos y que esta bastante bien, pero no me
sirvió para ligar en la
Universidad como si le paso a Michael, aunque bueno seguro
que MJ si en vez de ir a North Carolina, hubiese ido a la UAM no hubiera ni llegado a la
liga LEB ya que habría terminado con una camiseta de Extremoduro, con rastas y
enganchado al hachís, aparte de dejar preñada a una jipi en la famosa fiesta de
primavera de Cantoblanco.
-
Mis conocidos saben que soy superior a ellos en
cualquier deporte (sí, mis conocidos y amigos son unos flojeras, y yo… un
fantasma) excepto en uno, la puta natación. Desde mi más tierna infancia lo he
intentado pero no ha habido manera, nado igual que un hámster en una bañera,
pero curiosamente en eso a Michael Jordan le gano; el pobre parece ser que
tiene auténtico pavor al mar y apenas sabe nadar. Curioso, uno de los
deportistas más sobresalientes de la Historia es un patán en el agua hasta tal
punto que una jubilada del barrio de Ascao podría ganarle en una carrera. En el
libro se dice que Jordan tuvo una experiencia traumática pero también se dejan
entrever los claro-oscuros de la historia, ya que no se sabe a ciencia cierta
si fue una novia o un amigo quien coño se ahogó en el mar. Así que no sabemos
que pensar, si de verdad Michael tuvo esta desgraciada experiencia, o que una
vez más su carácter infantil y competitivo le impide reconocer que es un patán
para esto de la natación, que tiene fobia a cualquier agua que no salga de la
ducha y por eso se invento esa truculenta historia del amigo/novia arrastrado/a
por las olas.
-
Otra anécdota que me hizo gracia fue la historia de que
su hermana era una empollona del copón hasta tal punto que se graduó en la High School un año
antes de lo que le tocaba. M. J. se pico e inició una absurda competición con
su hermana a ver quien sacaba mejores notas, con lo cual nuestro amigo empezó a
sacar notazas a casco porro, eso sí, no consiguió superar a su hermana, a quien
imaginamos cuerda y consecuentemente le importaría un ovario las gilipolleces
de su “Broddahh”. Ya me puedo imaginar al joven Michael encerrado en su casa,
al estilo Cosas de Casa, empollando como un ratón de biblioteca, mientras sus amigotes
de la hermandad Kapa-Kapa-Omega le intentan convencer para ir al centro
comercial a ver la última de Spielberg. Una vez más, si Michael hubiese ido a la UAM , nada de esto hubiera
pasado; los colegas le hubieran sacado a rastras de casa y le obligarían a ir a
las fiestas del PCE en la Casa
de Campo, donde se hubiese puesto ciego a Kalimotxo, acabaría con una afonía
increíble de tanto cantar Vicio de los Reinci y hubiera terminado dejando
embarazada a alguna puta rumana. Pero aprendan la lección, padres, madres; si me
están leyendo ya saben lo que tienen que hacer para que sus retoños consigan
una beca universitaria; eso sí ya les advierto, conmigo eso no funciono, mi
hermana sacando notables y sobres y yo repitiendo curso como el cabrón que soy.
Y más no les voy a contar porque
les aburriría y lo que es más importante me aburriría yo. Hay infinitud de
episodios, cuanto menos, curiosos, algunos muestran las bondades de su carácter
(gran ética de trabajo, independencia, espíritu de autosuperación, de vez en
cuando atisbos de compañerismo) y otros sus mezquindades y chifladuras (puteos
sistemáticos a compañeros y rivales, una ludopatía fuera de lo normal, nulo
compromiso social, ser el infame protagonista de esa mierda llamada Space
Jam). Así que, en definitiva, compren o
saquen de alguna biblio el libro y lean, lean; les guste o no el deporte, este
libro les hará pasar un buen rato que es lo que importa; la vida obra y
milagros de la gente rara siempre debe de ser registrada en letras para la
posteridad; que, por ejemplo, a mí no me gusta Napoleón y bien que me lo he
pasado leyendo relatos sobre la vida del enano ególatra.
Apunta maneras la enriquecedora e interesante vida del campechano, aunque competitivo, Demi Jordan. ¿O era Demi Bird? Lo siento, estoy confundio, el baloncesto nunca fué mi fuerte..
ResponderEliminarPero observo que vas necesitando un biógrafo oficial. Si es el caso, ya sabes donde estoy.
Impagable el bodegón que hiciste en la foto con el libro de Jordan sobre la bandera del Estudiantes
ResponderEliminaradso
las cosas se demuestran en la cancha (de la que huyes cual hamster del agua) amigo.
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