jueves, 1 de noviembre de 2012

MICHAEL JORDAN: “El rey del juego”


MICHAEL JORDAN: “El rey del juego”

Como os podéis imaginar, este libro se trata de la biografía del más famoso baloncestista  (y casi deportista) y para muchos el mejor. No comparto esta afirmación de una manera tan tajante, pero siempre me ha atraído el carácter de este jugador con fama de ser un tarado ultracompetitivo y he sentido curiosidad por su trayectoria vital y deportiva, que seguro que estaba repleta de anécdotas a medio camino entre lo chusco y lo heroico.  Además sabiendo que el autor era el forero de ACB.com conocido como MEEJ, una auténtica enciclopedia andante del basket yankee y que por si fuera poco goza de un sano sentido del humor y una capacidad innata para desarrollar finas ironías, tuve claro que me tenía que hacer con este libro en cuanto fuese posible.
Me congratula anunciar que no me ha decepcionado en casi nada, si acaso se echa de menos la acidez de la que de vez en cuando hace gala el autor en mi foro amigo; todo lo demás son parabienes. El libro esta escrito de una forma sencilla y dinámica por lo cual se lee del tirón, y abarca desde el mismo nacimiento del amigo Michael hasta el breve epílogo cuando se convierte en el mandamás de los Charlotte Bobcats, vamos que más completo no puede ser.

Así vemos pasar la vida del colega Jordan jalonada de triunfos deportivos, algún que otro fracaso, la muerte de su viejo, su primera retirada, la locurita del baseball, su vuelta y éxitos made in América, etc, etc. Pero sin lugar dudas, como he dicho antes, lo más atractivo son los innumerables episodios derivados de su carácter ganador e infantil.
No me puedo resistir a contar varios ejemplos frescos aún en mi memoria:

-         El pequeño Michael parece ser que era un chaval un tanto tímido y un auténtico inútil en lo que a los trabajos manuales se refiere, hasta tal punto que prefería lavar los platos con sus hermanas que estar con la caja de herramientas para machotes con sus hermanos. Esto le granjeo el desprecio de su progenitor pero pronto recupero su respeto y desterró su timidez cuando empezó a destacar en el deporte; y vaya, me cagoentodo, que injusta es la vida en la sociedad capitalista y ya, en yankilandia, ni te cuento. Eso de que todos somos iguales y con esfuerzo llegaremos a donde queramos es una puta patraña de mierda. Me explico: servidor de ustedes también era un auténtico patán con la llave inglesa y el destornillador, la verdad es que mi padre nunca me despreció por ello, pero aún así yo me volqué en el baloncesto (en mi caso para emular a Larry Bird y a Vicente Gil, no a Jordan, claro) para demostrar mi virilidad, ya que con el martillo no podía, pero hete aquí que desde luego no era un cachas saltarín de 2 metros, y bueno, esta mal decirlo, pero tampoco era negro y si lo hubiese sido creo que me hubiera dedicado a emular a Otis Redding o Jackie Wilson, que al fin y al cabo un blanco puede jugar bien al baloncesto, pero cantar Soul, no se yo. El caso es que por mucho que entrenará, jugará e hiciera el canelo con los balones medicinales me tuve que joder, y termine abandonando la práctica deportiva para dedicarme a beber cerveza y escuchar a los Sex Pistols, algo que afortunadamente esta al alcance de todos y que esta bastante bien, pero no me sirvió para ligar en la Universidad como si le paso a Michael, aunque bueno seguro que MJ si en vez de ir a North Carolina, hubiese ido a la UAM no hubiera ni llegado a la liga LEB ya que habría terminado con una camiseta de Extremoduro, con rastas y enganchado al hachís, aparte de dejar preñada a una jipi en la famosa fiesta de primavera de Cantoblanco.

-         Mis conocidos saben que soy superior a ellos en cualquier deporte (sí, mis conocidos y amigos son unos flojeras, y yo… un fantasma) excepto en uno, la puta natación. Desde mi más tierna infancia lo he intentado pero no ha habido manera, nado igual que un hámster en una bañera, pero curiosamente en eso a Michael Jordan le gano; el pobre parece ser que tiene auténtico pavor al mar y apenas sabe nadar. Curioso, uno de los deportistas más sobresalientes de la Historia es un patán en el agua hasta tal punto que una jubilada del barrio de Ascao podría ganarle en una carrera. En el libro se dice que Jordan tuvo una experiencia traumática pero también se dejan entrever los claro-oscuros de la historia, ya que no se sabe a ciencia cierta si fue una novia o un amigo quien coño se ahogó en el mar. Así que no sabemos que pensar, si de verdad Michael tuvo esta desgraciada experiencia, o que una vez más su carácter infantil y competitivo le impide reconocer que es un patán para esto de la natación, que tiene fobia a cualquier agua que no salga de la ducha y por eso se invento esa truculenta historia del amigo/novia arrastrado/a por las olas.
-         Otra anécdota que me hizo gracia fue la historia de que su hermana era una empollona del copón hasta tal punto que se graduó en la High School un año antes de lo que le tocaba. M. J. se pico e inició una absurda competición con su hermana a ver quien sacaba mejores notas, con lo cual nuestro amigo empezó a sacar notazas a casco porro, eso sí, no consiguió superar a su hermana, a quien imaginamos cuerda y consecuentemente le importaría un ovario las gilipolleces de su “Broddahh”. Ya me puedo imaginar al joven Michael encerrado en su casa, al estilo Cosas de Casa, empollando como un ratón de biblioteca, mientras sus amigotes de la hermandad Kapa-Kapa-Omega le intentan convencer para ir al centro comercial a ver la última de Spielberg. Una vez más, si Michael hubiese ido a la UAM, nada de esto hubiera pasado; los colegas le hubieran sacado a rastras de casa y le obligarían a ir a las fiestas del PCE en la Casa de Campo, donde se hubiese puesto ciego a Kalimotxo, acabaría con una afonía increíble de tanto cantar Vicio de los Reinci y hubiera terminado dejando embarazada a alguna puta rumana. Pero aprendan la lección, padres, madres; si me están leyendo ya saben lo que tienen que hacer para que sus retoños consigan una beca universitaria; eso sí ya les advierto, conmigo eso no funciono, mi hermana sacando notables y sobres y yo repitiendo curso como el cabrón que soy.

Y más no les voy a contar porque les aburriría y lo que es más importante me aburriría yo. Hay infinitud de episodios, cuanto menos, curiosos, algunos muestran las bondades de su carácter (gran ética de trabajo, independencia, espíritu de autosuperación, de vez en cuando atisbos de compañerismo) y otros sus mezquindades y chifladuras (puteos sistemáticos a compañeros y rivales, una ludopatía fuera de lo normal, nulo compromiso social, ser el infame protagonista de esa mierda llamada Space Jam).  Así que, en definitiva, compren o saquen de alguna biblio el libro y lean, lean; les guste o no el deporte, este libro les hará pasar un buen rato que es lo que importa; la vida obra y milagros de la gente rara siempre debe de ser registrada en letras para la posteridad; que, por ejemplo, a mí no me gusta Napoleón y bien que me lo he pasado leyendo relatos sobre la vida del enano ególatra.

3 comentarios:

  1. Apunta maneras la enriquecedora e interesante vida del campechano, aunque competitivo, Demi Jordan. ¿O era Demi Bird? Lo siento, estoy confundio, el baloncesto nunca fué mi fuerte..
    Pero observo que vas necesitando un biógrafo oficial. Si es el caso, ya sabes donde estoy.

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  2. Impagable el bodegón que hiciste en la foto con el libro de Jordan sobre la bandera del Estudiantes

    adso

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  3. las cosas se demuestran en la cancha (de la que huyes cual hamster del agua) amigo.

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